«Qué consecuencias podrían darse si los novios supiesen con anticipación que, a la clásica fórmula del consentimiento matrimonial –yo NN, te recibo a ti, SS, como esposa/o… – la precediese públicamente esta otra: “Yo NN, juro no ocultarle nada a SS, no le guardo secreto alguno que pudiese afectar nuestro vínculo, no albergo duda o temor alguno respecto de nuestro matrimonio. No solo vengo libremente a casarme, sino que estoy en paz y alegre con mi decisión».

“El consentimiento matrimonial es como un pegamento que sella dos piezas de un modo tal que, si han de separarse, no es por fractura del pegamento sino por resquebrajadura de las piezas”.

«¿Acaso quienes se van a casar, además de hacerlo en plena libertad, no necesitan hacerlo con pleno conocimiento de lo que significa casarse?¿basta con la plena libertad?¿Qué es lo que en el fondo quieren aquellos que, acercándose libremente al casamiento, desconocen lo que significa e implica casarse?»