Sobre la integración del dolor

Mayo, 2021

Es propio de todo ser la tendencia a mantenerse en el ser, como dice Aristóteles. Nadie con una sensibilidad ordenada quiere vivenciar la tristeza ni tampoco sufrir daño de ningún tipo. Pero, ¿qué es el dolor?

El dolor supone un estímulo que se interpreta como amenazante para la propia existencia o para la de alguien que se ama, frente al cual se responde con malestar. Así, señala un obstáculo para la felicidad plena, vivida de forma absoluta en todas las dimensiones de la persona.

Sin importar su naturaleza, el dolor funciona a modo de brújula para comprender qué nos importa, qué vemos como parte de nosotros mismos, qué nos falta… Es decir, el dolor cumple un rol muy importante a la hora de conocernos a nosotros mismos y de desarrollarnos humanamente. En consecuencia, debemos integrarlo a nuestra vida con tal de, paradójicamente, acercarnos a nuestra plenitud. Pues el dolor no es lo malo, sino la respuesta frente a lo malo; no es un mal absoluto, sino un mal relativo.

Suprimir el dolor sólo nos expondría a buscar o a no evitar males en lugar de protegernos de ellos. Al igual que exacerbarlo, resulta dañino, tanto para nuestra salud psíquica como para la corporal. Ambas distorsiones nos alejan de la realidad, de una mejor adaptación y de un mayor conocimiento de la verdad.

De ahí que sea tan peligroso el concepto de “superar” el dolor junto con la idea de que el sufrimiento sea optativo. Si muere un ser querido, lo natural es penarlo, viviendo con dificultad el hecho de que ya no esté. El no vivir ni elaborar el duelo de una pérdida real rara vez podría asociarse con salud psíquica.

El apego a lo contingente, ordenado a lo que es por necesidad, es bueno. Incluso, estaría mal que alguien no le tuviera apego a su propia vida o a sus seres queridos porque son mortales. Y, a pesar de que amar implica la posibilidad de perder lo amado, siempre lo mejor es optar por amar, aunque conlleve penas. Así, abrazando las finitudes de esos amores con vistas a un Bien Eterno, se logra contextualizar el sufrimiento dentro de un todo e integrarlo.

Dolores Alé Chilet

Psicóloga

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